LAS CALCULADORAS DE ESTRELLAS

Numerosos hitos conseguidos a lo largo de la historia científica del hombre, han alcanzado esas posiciones gracias a personas anónimas.

A muchos hombres y sobre todo muchas mujeres desconocidas debemos los logros que han sembrado las bases de las áreas científicas que manejamos en la actualidad.

Una de estas historias, sacada de su anonimato gracias al libro Las calculadoras de estrellas, escrito por Miguel Ángel Delgado, dan pie a la historia que hoy, suena en Va por nosotras

HARVARD Y LAS ESTRELLAS

Nos remontamos mucho tiempo atrás en el calendario. 1885.

Harvard era la mejor institución universitaria de los Estados Unidos.

Grandes mentes cocinaban grandes ideas entre sus muros pero, a pesar de contar con los científicos más brillantes, no todas las áreas científicas estaban bien respaldadas.

La astronomía de la época estaba poco avanzada. El cielo era un gran desconocido.

Harvard contaba con uno de los mejores telescopios para su observación.

Al mando del observatorio tenían a Edward Charles Pickering, reputado astrónomo. Era mucha la inquietud de Pickering, mucho el conocimiento y muchas las ganas de seguir descubriendo el cielo más allá de las estrellas.

Estrellas de las que poco se conocían al margen de su posición.

Pickering tenía la ambición de recoger toda la información que las estrellas pudieran proporcionar, tanto su posición, como el color y la intensidad del brillo.

Quería recoger todos esos datos en un documento para así crear el mayor catálogo de estrellas existente.

Pero eso era caro, y Harvard no estaba dispuesta a financiar un proyecto de tal envergadura.

LAS CALCULADORAS DE PICKERING

Parece ser que la idea de este astrónomo fue sonada, porque la intención de este proyecto llegó a oídos de la fundación “Henry Drapel Memorial” médico y antecesor astrónomo.

Esta fundación, encabezada por su viuda, contaba con importante documentación y espectros estelares (datos referentes a la luz recibida de las estrellas).

Como reconocido homenaje al que le dio nombre, financió con una importante cantidad de dinero el proyecto de Pickering.

Las imágenes del cielo obtenidas por los telescopios instalados para tal fin comenzaron a llegar.

Una cosa es la observación, pero el procesamiento de toda la información no se hace sola, precisamente, por lo que el trabajo a realizar se multiplicó.

Edward Pickering, como buen emprendedor, supo administrar el dinero buscando la forma de poder estirarlo al máximo.

En esa época los estudios universitarios y los trabajos cualificados estaban destinados a hombres.

Las mujeres, como mandaba la tradición, quedaban rebajadas al cuidado de casa, niños y profesiones antes denominadas “para mujeres” como costureras, maestras o criadas.

Pickering aprovechó “el tirón” de esa generación para contratar a mujeres

El contrato laboral de féminas era mucho más barato, por lo que le permitiría tener más personal a su cargo por el mismo precio que si contrataba a hombres.

El volúmen de trabajo era importante por lo que era necesario tanto la cantidad de personal como el que fueran rápidos en la gestión.

Cosa que cumplían las verdaderas protagonistas de esta historia: las computadoras de estrellas.

El intenso trabajo de este numeroso grupo de trabajadoras, fue de lo más completo, llegando a abarcar el estudio de los parámetros de hasta 10.000 estrellas.

Este trabajo sembró las bases de lo que ahora es la astrofísica actual.

La astronomía es la observación, la astrofísica es el estudio de lo observado.

DIARIO SECRETO DE HENRIETTA LEAVITT

Hemos querido destacar y contar el trabajo de una de ellas.

Henrietta Swam Leavitt fue una de estas mujeres, ella y sus compañeras se merecen el homenaje que con este programa les brindamos.

La labor de Henrietta aportó un factor muy importante en los datos del catálogo de estrellas.

Ella descubrió en la imágenes, la periodicidad en el brillo de ciertas estrellas.

El comportamiento que tenían algunas de ellas. No todas brillaban por igual y no todas lo hacían de forma constante.

Ella llegó a la conclusión de que según la cantidad de brillo recibido por las observaciones unas mismas estrellas podrían estar más cerca o más lejos.

Se observó que algunas de las estrellas no estaban fijas en sus posiciones (son las que se llaman estrellas variables) sino que una orbitan alrededor de otra mayor.

Con esta revelación, el universo pasó a tener profundidad.

Esta historia está completa y llena de curiosidades en una web que no queremos pasar sin recomendar.

El diario secreto de Henrietta Leavitt es una colección de texto y vídeos que lo cuentan en primera persona; sí, la mismísima protagonista interpretada por Natalia Ruiz Zelmanovitch (artista y comunicadora científica)

TIPOS DE ESTRELLAS

Cerramos el post con unas notas de la parte de datos más técnicos que nos podrían ayudar a comprender los inicios de estas pioneras de la astronomía.

En astronomía existe una clasificación estelar en función de lo aportado por el espectro (luz o radiación) recibida por cada tipo.

Existen muchísimos tipos de estrellas (tantos que no resultaría nada divertido escribirlos aquí).

De hecho, no hay un solo sistema de clasificación para ellas.

Esta colección de datos se pueden clasificar en función de la composición (diferentes tipos de gases), de la temperatura (sistema Morgan-Keenan), del tamaño, de la naturaleza de cada una…

Ahora se conoce con precisión cada uno de estos componentes, pero en la época de estas calculadoras de estrellas, los medios con los que contaban eran los negativos de oscuras placas fotográficas y sus dos ojos, nada más.

Este tedioso trabajo hace aún más grande su labor.

Labor recogida en el programa de hoy con las voces de Ana Rota y Ana Peña.

Además de ser una parte de la historia de la lucha por la igualdad, fueron grandes pioneras.

Gracias a mujeres como ellas, hoy podemos disfrutar del magnífico trabajo de muchas científicas con un talento extraordinario.

Gracias una vez más por estar al otro lado del audio.

¡Nos escuchamos!